¿Por qué nos niegan
el derecho al voto?
Todos y todas
tenemos derecho a votar. No hay votos de primera y de segunda. No queremos
votos calificados. La constitución nacional y la ley de salud mental reconocen
que todos tenemos derecho a votar. Sin embargo, en la práctica, no todos
ejercemos este derecho en iguales condiciones.
Adentro del
hospital, te sacan la realidad. El voto, o la entrada de las urnas al hospital,
sería acercarla. Una campaña política podría ser un atisbo de realidad, la vida
entrando al hospital.
Queremos que haya
gente (operadores estatales, militantes de partidos políticos o integrantes de
organizaciones) que vaya a contar sobre el proceso electoral, a informar qué se
vota, qué se renueva, quiénes son los candidatos y las propuestas.
Los candidatos de
los partidos, podrían también dar discursos en hospitales y fomentar el debate
político.
Estas prácticas de
acercar información y de dar difusión sobre el proceso electoral, junto a estas
campañas electorales que proponemos se desarrollen al interior del hospital,
podrían enmarcarse en el ejercicio de la nueva ley de salud mental y de la
CDPCD. Así, a partir de la difusión del
derecho al voto, podrían difundirse las leyes y convenciones que lo sustentan y
que además incluyen el reconocimiento de otros derechos que la gran mayoría de
las personas internadas desconocen.
Todos queremos
información clara y precisa sobre el período electoral. Qué se vota, qué cargos
se renuevan, quiénes son los candidatos, cuáles son los partidos, qué
propuestas y discursos presentan. La información debería ser clara y accesible
para todos y debería estar adecuada a las necesidades y posibilidades de
quienes la escucharemos.
En todos los
hospitales habrá personas que no tengan posibilidad de movilizarse, pero podrían
votar ahí mismo, dentro del hospital, y para eso será necesario acercar las
urnas a los hospitales.
Para quienes sí puedan
ir a votar, habrá quienes puedan hacerlo solos y quienes necesiten de acompañantes
terapéuticos o asistentes personales que los acompañen en el momento del voto,
del viaje, etc.
En el caso de las
personas que están en una institución, debería considerarse como su domicilio
el del lugar donde está habitando (y no el domicilio del documento que puede
ser en una localidad lejana). Esto podría facilitar el ejercicio del derecho al
voto en una escuela cercana a donde se encuentra.
A todos deberían
entregarles su DNI, el que no debería ser retenido.
Se debería rever,
como lo fue en otro momento, la disposición de la gratuidad del transporte en
el día de las elecciones facilitando la movilización de las personas que deben
votar.
Esperamos
que estas recomendaciones y sugerencias sean observadas por el bien común de
todos.
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