Compartimos un nuevo escrito de APUSSAM, sobre el derecho al voto.
Fue publicado en el "Manual de buenas prácticas en el acceso a la justicia para garantizar el derecho al voto de las personas con discapacidad intelectual y psicosocial." Coordinado por la Defensoría General de la Nación.
Somos voz y voto
Por
Apussam[1]
¿Por
qué queremos ejercer el derecho al voto universal y secreto?
Una
vez nos preguntaron: ¿Por qué quieren votar? Nosotros respondimos: ¿Quéeeee?
¿Qué por qué queremos ejercer el derecho al voto? ¿qué pregunta es esa? ¿por
qué queremos tomar agua? ¿por qué queremos respirar? ¿por qué necesitamos
vivienda? ¿por qué necesitamos salud? Qué preguntas obvias! Preguntas
formuladas de arriba hacia abajo. Preguntas pe-li-gro-sas!
LA PREGUNTA
es ¿Por qué nos dejaron sin votar? ¿por qué nos quitaron el derecho al voto
universal y secreto?
Ejercicio pleno del derecho al voto de las
personas usuarias de los servicios de salud mental.
Queremos
el ejercicio pleno de derechos, incluyendo también las obligaciones que
contraen, en igualdad de condiciones con los demás. Los usuarios de los
servicios de salud mental, podemos y debemos votar, queremos recuperar nuestro
derecho a voto, haciendo ejercicio plenamente de nuestros derechos como
ciudadanos argentinos. Y así contribuir al bien común, con los plenos derechos
y ejercicios constitucionales de igualdad, contemplados en la Constitución
Nacional.
El
derecho al voto de las personas con discapacidad es respetado por la
Constitución Nacional, por la Ley Nacional de Salud Mental y la Convención
Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Por tanto se
debe permitir y proteger, incluso al paciente en situación de Interno de
nosocomio o en terapia, y entregarle su DNI habilitante, darle prioridad en el
transporte público en el día del comicios y sucedáneos y todo aquello que
garantice el derecho al sufragio. El sufragio universal de pacientes en Terapia
es un bien y una obligación que el Estado y la ciudadanía deben proteger.
¿Por
qué nos negaron el derecho al voto?
Todos y todas
tenemos derecho a votar. No hay votos de primera y de segunda. No queremos
votos calificados. La constitución nacional y la ley de salud mental reconocen
que todos tenemos derecho a votar. Sin embargo, en la práctica, no todos
ejercemos este derecho en iguales condiciones.
Trabajo de campo.
Les hicimos
entrevistas a amigos que no saben del todo nuestra historia. A los que les
preguntamos: “¿qué pensás de una persona
que está internada en una institución psiquiátrica y tiene que votar?” Y las
respuestas fueron estas:
-
Respuesta 1. Profesión ingeniera.
63 años. Sexo femenino. “No, no debe
votar. Podría ser influenciado por los que la llevan al cuarto oscuro si recibe
apoyo de un acompañante, en el caso de que ellos no puedan valerse, porque
ellos no saben lo que hacen.”
Entonces le
preguntamos: “¿y si antes hubiese recibido asesoramiento especializado, igual
le sacarías el derecho?” Y nos dijo: “Si!
Porque está bajo los efectos de la medicación.”
-
Respuesta 2. Comerciante. 46 años.
Sexo masculino. “Como van a votar si no
saben lo que hacen. Como van a saber a quién votar.”
El imaginario
colectivo es que el internado en una institución psiquiátrica no sabe lo que
hace. Que es fácilmente influenciable. Que no es sujeto de voz. Que no debe
votar tampoco. Que no puede elegir.
Volvemos al
principio.
Somos sujetos de
palabra y de derecho. Merecemos elegir como cualquier ciudadano. Nos privan de
derechos. Aunque el imaginario del otro sea que un poco de medicación te saca
del mundo, les decimos: te adormece por un ratito, sólo eso, pero jamás perdés
la conciencia, sabés muy bien lo que pasa: Si te violan, si te pegan, si te
atan, si te dan electroshock, si te pinchan, si te empujan, si te rasguñan las
enfermeras con sus uñitas cuando te ponen la bata bruscamente.
Asique parece ser
que podemos padecer todos los ultrajos de los no derechos, ¿por qué? ¿Somos
torcidos?
¡¡¡TENEMOS DERECHOS!!!
Parece que del
pinchazo todavía no zafamos, y decimos ¡Todavía! Pero ese derecho lo exigimos: llevaremos las urnas o vendrán las urnas.
En el hospital te sacan la realidad y el voto sería
acercarla.
Adentro del
hospital te sacan la realidad. Cuando te meten ahí adentro el mundo se acabó.
No escuchás los
ruidos de la calle, las conversaciones de las personas que podrían pasar
caminando, sus voces, los estornudos; los motores de los autos, sus bocinas; el
viento, las hojas de los árboles cayendo, los ladridos de los perros. La calle
quedó lejos, nada de ella se escucha.
El aislamiento
hospitalario también te distancia de tus amigos, de tu familia. Tu casa quedó
lejos ¿pero acaso no era que el que estaba allá lejos era el hospital? Ahora es
mi barrio el que quedó distante. Además, la sobremedicación te impide
conectarte. Y tu trabajo quedó perdido. Quedaste aislado, del afuera, de la
gente, del trabajo, del mundo que tenías.
Sin radio, sin
diarios, sin revistas, sin relojes, sin teléfonos, sin televisión, sin
conexión.
Una campaña política
podría ser, para quienes están internados, un atisbo de realidad, la vida
entrando al hospital.
Recomendaciones para que el derecho al voto pueda
ejercerse.
Queremos que haya
gente (operadores estatales, partidos políticos, organizaciones sociales) que vaya
a contar a los hospitales sobre el proceso electoral, a informar qué se vota,
qué se renueva, quiénes son los candidatos y las propuestas.
Los candidatos de
los partidos, podrían también dar discursos en hospitales y fomentar el debate político.
Estas prácticas de
acercar información y de dar difusión sobre el proceso electoral, junto a estas
campañas electorales que proponemos se desarrollen al interior del hospital,
podrían enmarcarse en el ejercicio de la nueva ley de salud mental y de la Convención
Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPCD). Así, a
partir de la difusión del derecho al
voto, podrían difundirse las leyes y convenciones que lo sustentan y que además
incluyen el reconocimiento de otros derechos que la gran mayoría de las
personas internadas desconocen.
Todos queremos
información clara y precisa sobre el período electoral. Qué se vota, qué cargos
se renuevan, quiénes son los candidatos, cuáles son los partidos, qué
propuestas y discursos presentan. La información debería ser clara y accesible
para todos y debería estar adecuada a las necesidades y posibilidades de
quienes la escucharemos.
En todos los
hospitales habrá personas que no tengan posibilidad de movilizarse, pero
podrían votar ahí mismo, dentro del hospital, y para eso será necesario acercar
las urnas.
Para quienes puedan
ir a votar, habrá quienes puedan hacerlo solos y quienes necesiten de acompañantes
terapéuticos o asistentes personales que los acompañen en el momento del voto,
del viaje, etc.
En el caso de las
personas que están en una institución, debería considerarse como su domicilio
el del lugar donde está habitando (y no el domicilio del documento que puede
ser en una localidad lejana). Esto podría facilitar el ejercicio del derecho al
voto en una escuela cercana a donde se encuentra.
A todos deberían
entregarles su DNI, el que no debería ser retenido.
Se podría rever la
disposición que, como en otro momento, garantizaba la gratuidad del transporte en
el día de las elecciones, facilitando la movilización de las personas que deben
votar.
Esperamos
que estas recomendaciones y sugerencias sean observadas por el ministerio de
justicia de la nación, por el bien común de todos.
Nada
sobre nosotros sin nosotros.
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