jueves, 14 de mayo de 2015

APUSSAM dice sobre la TEC y las sujeciones mecánicas

Apussam dice sobre el electroshock y las sujeciones mecánicas:

APUSSAM propone la total prohibición del electroshock y de las sujeciones compulsivas, tal la declaración fundamental de los derechos humanos de las Naciones Unidas. Pedimos la suspensión inmediata de toda “terapia” que involucre sujeciones involuntarias y descargas eléctricas contra nuestros cuerpos. Tales descargas eléctricas pueden llevar a la muerte de los usuarios y constituyen un resabio de crueldad y despotismo que no se debe emplear a personas en terapia en nuestro país de ninguna manera. Estamos a favor de una perspectiva de Derechos Humanos para el tratamiento de las personas con padecimiento mental en concordancia con la Ley Nacional de Salud Mental.

Desde la experiencia personal muchos de nosotros hemos padecido a ambas. Y podemos asegurarles que volver del electroshock es volver de la “muerte”, es el mejor ejemplo de “cosificación”. Nos vuelve objeto, perdemos parte de nuestra memoria. Detengámonos a pensar cuán importantes son los recuerdos de nuestra vida y experiencia. Todos atesoramos recuerdos en CD. ¡Y qué tristeza perderlos! Bueno, el electroshock te borra esos recuerdos de tu propio CD.
Y si la catatonía es la justificación, invitamos a los científicos y a la ciencia en general a que investigue, a que se proponga una cura diferente, también en esos casos, a que mire al otro con los ojos del amor. Ya que no se debe invadir ni realizar prácticas de tortura. Es inconcebible pensar que éstas puedan ser partes de la CURA.
¿Acaso estamos debatiendo por el si SI o el si NO a la tortura?
                                                           ¿el si SI o el si NO al electroshock??
Cuesta creerlo!

Esto resulta ser a veces un caso de indefensión. Imagínense ustedes. Una persona medicada, con una simple batita, arrojada en una cama en la que se le aplica una descarga eléctrica en su cabeza. ¿Qué les parece eso?

Es una traslación de poderes también, porque tal vez en otros casos puede suceder que en los Hospitales como los que estuvimos, los pacientes escapen, pero los que los van a buscar y agarran bruscamente no son los enfermeros, sino el personal de seguridad. Son ellos quienes los corren y los arrastran a las piezas y los atan a la cama. Es el personal de seguridad el que volverá a detener por la fuerza y en contra de su voluntad al reo- eh perdón! decimos, al enfermo, en un hospital, claro.
Pero entonces, ya no es ni el enfermero ni la institución médica, sino la institución de seguridad policial la que se hace presente en la situación, situación que ya no es tan claramente de cura, de salud, de atención de la enfermedad. Ahí es donde tenemos entonces una traslación de poderes: del poder médico al poder policial.
¿Pero no se trataba de enfermos, pacientes, médicos, medicamentos y de la cura? El camino se confundió.

Mantenemos la esperanza de que podamos revertirlo. Ahí está nuestra apuesta.


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